14 ago 2013

Por fin...

Ha llegado el día!
Mañana 15 de agosto tomo rumbo a Valencia de Alcántara, ese maravilloso pueblo cacereño que tanto me hace cambiar el chip. En parte porque no queda otra. Allí la calma es doble calma, el ritmo es pausado y el estrés no existe. Todo es paz.

Mis horarios seguirán siendo tempraneros pero es algo que nunca me ha importado, pues no sabéis lo que me encanta desayunar a las siete y media de la mañana en el patio de mis yeyos, con esos periquitos de colores, esas vistas al campo, esos pájaros piando, viendo nacer el sol cada día... Y terminar la jornada con una cenita modo ensalada, en el mismo lugar, con la fresca, sin necesidad de pensar en ese email que aún tengo que enviar...

Y las ganas que tengo de ver a mi nena? Achucharla y notar cómo ha crecido en estas dos semanas? Vaya! Es lo mejor del verano, verle la cara cuando llegamos a casa.

En fin, esto era solo un previo de lo que podré contaros a mi regreso. No será tarde, lo prometo. Sé que os he tenido avandonados durante unos meses; han sido momentos de inquietud, trabajo y responsabilidades extras. Así que no me lo toméis a mal...

Buen agosto!!!