Estaban tan "agustito" sentados en el banco que me dieron envidia y quise que fueran protagonistas de una de mis instantáneas. El paseo se hizo agradable hasta que empezó a llover. Al final de la jornada tuvimos que llamar a yeyo para que nos fuese a buscar con el coche. Demasiado frío para los nenes (bueno, y para los mayores que estábamos congelados en la Baldosa).
Por la noche salí un poco con mi hermana. Poco estoy ya habituada a esos horarios... Creo que el cuerpo no asume ese ritmo. Aún así me lo pasé bien, recordando a la gente con la que hacía años que no hablaba ni escuchaba hablar.